La silla de Khaleb

Argentina es así. Tiene ese "no se qué...".
Entrás en un ascensor, se cae. Caminás por la calle, balcón por la cabeza. Vas al gimnasio, a bailar, se viene abajo...
Para enviar un bien valioso a Capital para hacerle mantenimiento (Dios está en todas partes, pero atiende en Buenos Aires) contratás un transporte, si no le funciona la impresora te sacan mil cuatrocientos pesos para un seguro que, entonces, al no haber documentación, nunca se perfeccionó su contrato, te dan un remito, la factura, cuando "llegue a destino". Pero claro, resulta que... nunca llega a destino.
Khaleb fue noticia esta semana en los principales medios. Tiene 8 años, niño prodigio y enternecedor. Tiene capacidades diferentes, un gen de su ADN le dificulta el desarrollo de sus músculos. En Europa se fabrica una silla ("rayo" la bautizó él) que casi lo hace vivir la vida como el resto de sus amigos, compañeros del cole...
Obviamente corresponde que la obra social (la más grande del país, la que más factura) se la haya subsidiado, su valor es de 20.000 dólares. Pero para que llegue el subsidio... adivinaron. Abogados, notas, ministerios, viajes, enojos, discusiones, videos, pedidos de revisión, conseguir plata primero, después "te devuelven".
Rayo, y su familia, le dan la felicidad que se merece Khaleb.
Los piratas del asfalto (malparidos, bah!) se robaron el camión, que transportaba a la silla a la ciudad donde "se atiende". El transporte pretende un "pagadiós" hasta que se asusta por la repercusión mediática, entonces, los medios volvemos a ser necesarios, por simplemente, transmitir el mensaje. Es importante el mensajero, al fin y al cabo.
Hablamos con Soledad, la mamá de Khaleb, que está muy agradecida porque se están resolviendo rápidamente los problemas. Pero es una historia que recomiendo conocer, nos puede pasar a cualquiera, en nuestra querida Argentina.
Aquí el diálogo que se emitirá mañana en mi programa en Radio Digital:



Y aquí, el video de la nota de TN: